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![]() El cenote de las Calaveras, ubicado en Quintana Roo, resguarda vestigios de esqueletos humanos de la época prehispánica del periodo Clásico (125-236 d.C.). Hasta el momento se han registrado en el interior del cenote 122 cráneos humanos, lo que representa la mayor concentración de evidencia humana del periodo prehispánico concentrado en un solo cenote, incluso por encima de los hallazgos del cenote sagrado de Chinchen itza. La primera visita con fines de investigación y registro arqueológico del cenote de Las Calaveras, se llevó a cabo por Octavio Del Río y Eugenio Acevez el 24 de octubre de 1999, dentro del Proyecto Catalogo Arqueológico Subacuático de Cenotes y Cuevas de Quintana Roo (O. Del Río - CINAH Q Roo / SAS - 1998), en atención a la denuncia realizada por el explorador y espeleobuzo Gustavo Dietz, quien reportó una gran cantidad de calaveras en su interior, referencia de donde deriva su nombre actual. En estas primeras inmersiones se logró hacer un primer registro del sitio y de la evidencia detectada en su interior, donde además de los cráneos humanos dispersos en el fondo, en su mayoría de progenie maya, se encontró un sin número de restos óseos diseminados alrededor, así como fragmentos de cerámica, y algunos restos óseos de animales. El acceso al sitio es por una grieta angosta formada en el suelo, que resguarda y dificulta de manera natural el paso al interior al cenote. Además, se encuentra bajo la protección y custodia de un pequeño altar prehispánico de base rectangular, sobre el que se encuentran tres cruces de piedra caliza que los mayas locales visten con huipiles, y donde ofrendan comida y flores a los muertos en el interior del cenote. Al descender, la grieta continua por unos metros, al atravesarla da paso a una caverna de alrededor de 35 metros de diámetro, de paredes y contornos redondeados, que encuentran el espejo de agua a los 14 metros, y continúan por debajo de este hasta alcanzar los 12 metros de profundidad. A los 3.5 metros por debajo de la superficie del agua y coincidiendo con el eje vertical de la abertura en el techo, se localiza la cúspide de rocas formada al colapsarse la techumbre de la caverna y que da origen al cenote. Alrededor de esta montaña de rocas (Debri), y esparcidos en el fondo del cenote, se halla una gran cantidad de cráneos asentados aleatoriamente en todas posiciones. Algunos de ellos presentan deformación cultural o deformación cefálica intencional, práctica que se aplicaba a los niños indistintamente del sexo, y donde se les deformaban la cabeza con tablones y vendas, ello posiblemente con un sentido de status y jerarquía social, o para distinción entre grupos o etnias, e incluso con sentido ornamental y de belleza. En estudios posteriores llevados a cabo dentro de un proyecto que abarcara el resto de los cenotes de la Península de Yucatán (INAH / SAS - 2002), se cuantificaron y ubicaron 119 cráneos humanos expuestos sobre la superficie, y otros tantos que apenas afloraban por sobre el sedimento calcáreo. Algunas de las hipótesis que se plantean respecto a tal concentración de cráneos en este sitio son: A. Depósito ritual o funerario realizado por los mayas. B. Depósito de los cadáveres durante la Colonia, posiblemente por las pestes. C. Defunciones durante las Guerras de Castas a mediados del siglo XIX. D. Como lugar de sacrificios en ceremonias y rituales. En investigaciones recientes llevadas a cabo por la Arql. Carmen Rojas Sandoval, se han logrado cuantificar un total de 122 cráneos hasta el momento, y se calcula que la cifra podría ascender conforme avancen las investigaciones: “Hasta el momento esta cifra representa el mayor número de osamentas depositadas en este tipo de espacios inundados, el cual los antiguos mayas usaron como depósitos funerarios relacionados a la conservación de restos humanos y a la conmemoración de los muertos. Es posible que de esta forma ciertos grupos mayas estuvieran preservando a sus ancestros, con el fin de respaldar su linaje y reclamar el control de algunos recursos” Las investigaciones en el cenote de las Calaveras continúan, y gracias al buen estado de conservación que guardan estos restos, será posible hacer otros estudios que permitan conocer a partir del análisis de los esqueletos, si los cuerpos sufrieron algún tipo de alteración anatómica por actividad ritual como sacrificio y ofrenda a los dioses mayas, o por trepanación craneana, así como estudios de genética y antropológicos para conocer más sobre la migración y asentamiento en esta región de las poblaciones mayas. En la actualidad el cenote está custodiado por el INAH y por la comunidad de Punta Laguna, y no se permite realizar inmersiones. Cédula de información del sitio.
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