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La Reserva de la Biosfera Banco Chinchorro, ubicada en el Caribe mexicano, resguarda inmersos en sus aguas cristalinas y prístinos paisajes submarinos, un catálogo de 70 sitios arqueológicos relacionados con accidentes marítimos que abarca 500 años de historia de la navegación en el área. En el año 2000, inician las exploraciones arqueológicas en Banco Chinchorro a través de los proyectos especiales de la Subdirección de Arqueología Subacuática del INAH (Del Río, O., SAS/INAH). Entre los vestigios registrados desde entonces y hasta la fecha, se encuentran veleros mercantes y navíos de guerra de la época del descubrimiento y conquista del Nuevo Mundo, buques de vapor emanados de la revolución industrial de una o doble caldera impulsados por poderosas propalas de bronce, hasta los grandes y modernos cargueros de la actualidad, entre otros muchos artefactos aislados de procedencia náutica. De entre ellos, emerge de las profundidades la identidad del Pecio “El Ángel”, que naufragara en los bajos coralinos de Banco Chinchorro en el Caribe Mexicano hace casi 200 años. Se trata de un velero que, por las características de los materiales empleados en su construcción, arquitectura naval y la carga que transportaba, lo emplazan como un barco mercante de principios del siglo XIX que navegó en el área en una época de gran tráfico comercial. El Ángel, es considerado patrimonio cultural e histórico de la nación, fue reportado al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en el año 2004 por el investigador y explorador subacuático Octavio del Río y por la Ma del Carmen García, directora de la Reserva en ese entonces, pero es hasta ahora, gracias a las fuentes históricas apoyadas con el registro arqueológico de los elementos que componen el pecio (naufragio), que se ha podido establecer su identidad. Corresponde a un bergantín (brig) de origen inglés de nombre “Jean” (Pérez, 2015, SAS/INAH), construido en 1819 en los astilleros de Irvin, Escocia, destinado a Honduras Británica, hoy Belice, para el transporte de palo de tinte o palo de Campeche (Haematoxylum campechianum), especie arbórea endémica del sur de la península de Yucatán, Belice y Honduras, que era exportada a Europa y sur de EUA para teñir textiles. Fue reportado como perdido en 1837 por la aseguradora Lloyd’s en “North Triangles”, nombre que le dieron los ingleses a Banco Chinchorro. Como parte de los objetivos de la investigación, se ha venido elaborando un plano del sitio del contexto arqueológico que lo conforma, con la disposición de los elementos hallados sobre el lecho marino y aquellos que se encuentran relacionados con las excavaciones realizadas durante las diferentes temporadas de campo. Dentro de estos trabajos, se identificaron diferentes componentes estructurales, que en base a su posición y función, han permitido ir definiendo su arquitectura naval. También se han analizaron algunos de los materiales utilizados en su construcción, así como las posibles causas de su hundimiento. A excepción de los elementos expuestos sobre la superficie del lecho marino, el resto de los vestigios aún permanecen bajo el sedimento compuesto por pequeñas areniscas de origen calcáreo, producto de la erosión del coral y de los organismos que lo habitan. A medida que el sedimento es retirado y se gana profundidad, los restos de la embarcación aparecen, entre ellos: palo de tinte (carga), la sobrequilla y la quilla hermana o auxiliar, las tracas del forro interior del casco, y partes del componente de la estructura de madera, así como el refuerzo metálico que daba rigidez al interior del casco (Muntz), entre otros elementos cubiertos por los estratos inferiores de sedimento. Los procesos para desentrañar los enigmas que encierran estos sitios sumergidos, erosionados por el tiempo, sometidos al continuo embate del viento, las olas, y las corrientes marinas, llevan años de labor en la que convergen muchas disciplinas en su estudio, siendo la arqueología el bastión de la investigación y registro de los sitios. Los investigadores, además de sumergirse en el agua para el estudio de estos contextos, lo hacen en los archivos y manifiestos buscando cualquier indicio que pudieran dar alguna referencia sobre las embarcaciones que naufragaron en el área, y en base al registro arqueológico, se obtienen elementos diagnósticos como los materiales y arquitectura naval utilizados en su construcción, carga y/o armamento que transportaba, modo de propulsión, y cualquier otro indicio que ayude a establecer el tipo y posible filiación cultural del contexto arqueológico. Los restos de Jean yacen inmersos, junto con otros pecios, en el interior de una Reserva de la Biosfera considerada patrimonio natural y cultural de la humanidad. Las ciencias biologías y la arqueología se anastomosan en el estudio e investigación de estos recursos demandando atenciones particulares para que la obtención de datos no impacte de manera significativa en los recursos culturales y naturales que conforman los contextos. ![]() La simbiosis que generan los contextos arqueológicos subacuáticos con la biodiversidad que en ellos habita, crea un compromiso ineludible de generar ciencia con conciencia, que procure además de conocimiento y cultura, la protección y conservación de los ecosistemas como parte del entorno y contexto únicos e invaluables que conforman estos sitios. Cultura y natura como un todo y único entorno, el mismo y por igual de importantes y respetables, aún más en una Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad, como lo es Banco Chinchorro. Referencias:
5 Comentarios
Monica
12/10/2019 08:16:00 pm
Excelente reportaje. Nuestro ecosistema hay que cuidarlo , hónralo y protegerlo. El banco chinchorro , un ejemplo!
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Marcela Cabrera
14/10/2019 05:54:44 am
Gran reportaje sobre un hallazgo que nos permite conocer la historia y la manera en que todo se conecta!! Lo interesante del pasado, conocer formas de vidas, situaciones que vivieron nuestros antepasados, con la tecnología y conocimiento actual!!
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Julio Villas
14/10/2019 07:39:21 am
La grandeza de nuestro pasado sumergido bajo las aguas del Mar Caribe Mexicano. Maravilla histórica y ecológica!
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Sylvia Escobar
15/10/2019 12:19:14 pm
Que interesante reportaje, muchas felicidades !
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Cesar Ortega
15/10/2019 04:20:19 pm
Qué importante explorar estas maravillas mexicanas y conservarlas para la posteridad. Felicidades al equipo de exploración y preservación, y a sus patrocinadores.
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