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Cenotes de la Riviera Maya: patrimonio natural y cultual de los mexicanos y la humanidad Por Octavio del Río Los cenotes de la Rivera Maya, son portales al pasado que cuentan historias sobre algunos de los antepasados más remotos que habitaron en México y en el resto del continente. Fue en las cuevas de esta peculiar región de la península de Yucatán, donde algunos de los primeros pobladores en América encontraron las condiciones ideales para la sobrevivencia de la especie y evolución de su cultura. En el interior de estos extensos sistemas de cuevas, ahora inundados, se han encontrado vestigios arqueológicos y paleontológicos que datan de finales de la Era de Hielo, alrededor de 10,000 años atrás. El calentamiento de la tierra, ocasiona el descongelamiento paulatino del hielo en los polos, elevando el nivel del mar hasta inundar las cuevas y cenotes tal y como los conocemos en la actualidad. Con ello, los habitantes de entonces son desplazados de las cuevas y tienen que migrar a tierras más altas. Imagen: Fósilies humanos reportados en los cenotes de la Rivera Maya, Tulum, México. Entre ellos, se han elaborado en diferentes proyectos, reproducciones faciales de Naharon, Naia y Las Palmas. Elaboró: O, del Río. A finales del siglo XX, surge un proyecto pionero en la investigación arqueológica subacuática, cuyo objetivo fue el de explorar estos sistemas de cuevas inundadas y registrar los vestigios que ahí yacen. Este proyecto, denominado: Catálogo Arqueológico de Cenotes y Cuevas de Quintana Roo (Del Río, O., C INAH Q ROO/SAS), posteriormente se convertiría en un Atlas Arqueológico de Cenotes, que abarcaría el resto de los cenotes y cuevas de la península de Yucatán. Dentro de esta investigación arqueológica de los cenotes en la península de Yucatán, fue en el área de Tulum donde se ha descubierto hasta el momento, la única evidencia de humanos precerámicos en la península de Yucatán. Entre estos ancestros de la prehistoria, destacan los restos de Eva de Naharon, quien además de haber sido el primer fósil humano reportado en los cenotes de la Riviera Maya, es hasta el momento el más antiguo encontrado en el continente americano. Los restos de Eva de Naharon, fueron reportados en el año 2000 al Instituto Nacional de Antropología e Historia por el que esto suscribe, en compañía del fotógrafo subacuático, Eugenio Aceves. La osamenta se encontraba a 27 m de profundidad y a 360 m de distancia desde el cenote Naharon, también llamado Cristal, ubicado a 5 km al sur de Tulum. Se logró recuperar el 80% del esqueleto, con lo que se pudo determinar que se trataba de una mujer de alrededor de 25 años de edad y que, con un fechamiento de 13,721 años de antigüedad (Mark Hubbe, 2020), la convertiría en el fósil humano más antiguo reportado hasta el momento en América. Desde Naharon y hasta la fecha, se han reportado los restos de 10 fósiles humanos más, todos descubiertos en los cenotes y cuevas de Tulum, entre ellos: Naia de 12,700 años de antigüedad, El Pit de 11,300 años, y la Mujer de las Palmas de alrededor de 10,500 años. Las Palmas, al igual que Naharon, por la ubicación de los esqueletos en lo profundo y lejano en el interior de las cuevas, y por las características tafonómicas y posición anatómica en la que se encontraron, permite pensar que se trata de depósitos funerarios, donde los cuerpos fueron alojados en algún tipo de ceremonia en lugres especialmente seleccionados para su descanso eterno. Imagen: Modelo 3D de Eva de Naharon; mapa del recorrido hasta el sitio donde se encontró la osamenta; y vista del cenote Naharon desde el interior de la cueva. En las imágenes, momento en que Octavio del Río realiza la colecta de la osamenta para su posterior análisis y estudio (C INAH Q ROO/SAS). Fotos: Eugenio Aceves y Octavio Del Rio. Además de los restos óseos humanos, se ha encontrado evidencia de ocupación humana en algunas de estas cuevas y habitáculos cavernosos, donde se refugiaban y protegían de los grandes depredadores y del extremo clima de la época. En estos habitáculos cavernosos, convivían alrededor de fogatas que les proporcionaban iluminación y calor, y cocinaban los alimentos que cazaban. Estos vestigios, y las cámaras subterráneas y subacuáticas donde se encuentran actualmente, son parte del contexto arqueológico donde habitaron estos primeros pobladores de Tulum y del continente. A estos paleoamericanos tulumnenses, y los habitáculos cavernosos que ocuparon hace miles de años en la ahora denominada Riviera Maya, se suman los restos de megafauna de la Era de Hielo con la que compartían el territorio y competían por sus recursos. Algunas de estas especies animales, actualmente extintas, se desconocía de su existencia. Entre los mamíferos de la época, había grandes depredadores de los que habría que huir para no ser comido, y otros más que eran cazados para alimentarse, entre ellos: tigre dientes de sable (Smilodon fatalis), coyotes (Canis latrans), osos (Tremarctos, Arctotherium y Arctodus simus), puma (Lynx Rufus), gonfoterio (Cuvieronius), gliptodonte (Glyptotherium), caballo americano (Equus conversidens), perezosos gigante (Nothrotheriops shastensis y Megalonychidae), camello (Hemiauchenia macrocephala) y pecarís (Tayassu), entre otros más. Perezoso Gigante del cenote El Pit y megafauna de la Era de Hielo descubierta en algunos de los cenotes de la Rivera Maya, Tulum, México por Sergio de la Rosa (CONABIO). Fotos: Kriztofer Starwnaski y Octavio del Río. Con las cuevas inundadas, al término de la Era glacial, surgen los cenotes y con ellos la civilización Maya, quienes los consideraban sagrados. En ellos, llevaban a cabo sacrificios para mantener el balance del cosmos, y llevaban a cabo ceremonias de agradecimiento y veneración como proveedores de la fertilidad y la vida misma, y a su vez, son el portal hacia Xibalba: el inframundo Maya. Osamentas y ofrendas mayas depositadas en el interior de los cenotes. Los dientes incisivos en el cráneo, presentan incrustaciones de jade, considerada una piedra preciosa con fines estéticos que por lo regular representaban a las personas de mayor estrato social en las civilizaciones prehispánicas. Fotos: Octavio del Río. Los cenotes mayas, también fungieron como sitios funerarios consagrados a los muertos. En ellos, depositaban o arrojaban los huesos de sus más allegados que eran desenterrados de su tumba original, y a modo de portales hacia Xibalaba, realizar el viaje final al lugar donde habitan los muertos. Algunos de estos sitios mortuorios se dieron de forma individual y selectiva, donde personas de mayor estrato social eran depositados en lugares especiales, dada la importancia que representaban para estas sociedades prehispánicas. Los cenotes, están interconectados por largas galerías subterráneas decoradas con espeleoformaciones que crean paisajes espectaculares. Por ellas, corre el agua dulce y cristalina que se filtra a través de la roca caliza generando ríos subterráneos, los más extensos del planeta, y que, cual venas de la tierra, fluye a través de las cuevas en su recorrido hacia al mar Caribe. Esta fuente de agua prístina, sustenta la biodiversidad y los diferentes ecosistemas que de ella dependen para su subsistencia, incluyendo a los pobladores locales y demás visitantes que llegan a la región. Son fuente de vida y garantizar su protección, es una obligación y un derecho humano. Plano con la ubicación de los cenotes de la Riviera Maya con vestigios arqueológicos y paleontológicos. En él, se representa el trazo del Tren Maya a su paso sobre esta peculiar y valiosa zona arqueológica y geológica de la península de Yucatán. Es en esta peculiar área geográfica y geológica de la península de Yucatán, que preserva recursos naturales y culturales por demás únicos e invaluables, entre ellos, los sistemas de cuevas inundadas más extensos del planeta y los sitios que habitaron algunos de los primeros pobladores en América, es donde se tiene contemplado construir un tramo del Tren Maya. Sin duda, una obra de la magnitud del Tren Maya va a afectar irremediablemente los cenotes y los ecosistemas que de ellos dependen, y a su paso, se corre el riesgo de que los sitios arqueológicos y los vestigios que ahí yacen se pierdan para siempre. Estos espacios, que conforman parte de los contextos arqueológicos, poseen información invaluable, que habla de nuestros ancestros más remotos y su paso por estas tierras, y de las actividades que llevan a cabo en estas cavidades de la ahora denominada Rivera Maya, que seleccionaron para su sobrevivencia y evolución. La infraestructura que requiere el Tren Maya para su construcción en esta área llena de cavidades, necesariamente requerirá que se refuercen los cimientos con la perforación y colocación de pilotes, la excavación de la roca para alojar los cimientos, e incluso el tener que rellenar algunas oquedades. El flujo y la calidad del agua se alterarían, así como los ecosistemas de las especies que ahí habitan y de ella dependen. Además, los contextos arqueológicos que ahí yacen, estarían en riesgo constante ante el inminente colapso de las bóvedas durante las obras o por la vibración que el tren producirá a su paso. Representación gráfica del recorrido de 150 m que hay que recorrer buceando hacia la Cámara de los Ancestros del cenote Aktun Ha, que fuera ocupada por humanos a finales del pleistoceno, hace unos 10,500 años, cuando la cueva aún estaba seca. Elaboró: Octavio Del Río. Los cenotes de la Riviera Maya son, además, un importante recurso turístico sin igual en el mundo, que atrae a cientos de visitantes cada año. Algunos empresarios, defienden la idea de mantener esta ruta que se interna en la selva, para así, salvaguardar sus intereses e infraestructura (block, cemento y pintura), siendo que son los cenotes y los ecosistemas que de ellos dependen, los mismos que generan gran parte de sus ingresos y riqueza. Pero y, ¿qué hay de la salvaguarda del acuífero del que dependen las especies que aquí habitamos? ¿o del impacto que la devastación de la selva implica para la biodiversidad de la región? ¿Y qué hay del patrimonio que nos da identidad y es parte de nuestra cultura e historia? ¿o de la fuente de sustento que genera bienestar para las comunidades locales que de ellos dependen? Los cenotes de la Riviera Maya deben ser considerados patrimonio natural y cultual de los mexicanos y de la humanidad. Constituyen una valiosa e importante fuente de vida y conocimiento; invaluable e insustituible. La evidencia arqueológica y los contextos naturales en los que se encuentran estos vestigios demandan su preservación y protección, así como su adecuada conservación, investigación y difusión. El Tren Maya sobre los cenotes de la Riviera Maya, los afectará irremediablemente, es importante revalorar y establecer prioridades para su salvaguarda y protección.
El Tren Maya sobre los cenotes de la Riviera Maya… ¡No!
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